La esencia es el alma y la personalidad de una planta. Cuando pensamos en una esencia pensamos en una flor fragante y esto es correcto, aunque no del todo.
Las esencias se encuentras más o menos concentradas en flor, raíz, hojas, tallos o corteza. Es decir, en cualquier parte de la planta, en mayor o menor medida. Las esencias existen en todo el arco del reino vegetal pero solo algunos grupos o familias de plantas van a proporcionar la gran mayoría de los aceites esenciales que utiliza el ser humano.
Pero, ¿a qué llamamos esencias y a qué aceites esenciales?
Mientras estas sustancias aún están en la planta son esencias. Sustancias muy complejas que van a ir y venir dentro de la planta de una parte a otra. Y van a ir cambiando su composición química constantemente. ¿De qué va a depender que cambien y se muevan? Pues del momento en que se encuentre la planta: creciendo, reproduciéndose, muriendo,… Dependerá también del día y de la noche, de la estación del año en la que estemos y del clima.
Cuando el ser humano extraiga la esencia, una vez cortada la planta, volverá a cambiar su composición, ahora sí podremos decir que obtuvimos de esa planta un aceite esencial. Una nueva sustancia diferente a la esencia.
¿Para qué le sirve a la planta la esencia?
Podríamos comparar la esencia de la planta con las feromonas humanas o con el sistema hormonal.
La planta gracias a su esencia:
- regula el crecimiento de los frutos y de las hojas
- atrae a los polinizadores que la ayudarán a reproducirse
- aleja a los insectos u otros animales que puedan perjudicarla
- en zonas más cálidas protege a la planta de las quemaduras solares y la deshidratación
La planta gracias a su esencia:
Una curiosidad: las flores que no son polinizadas emiten enérgicamente su esencia durante una semana al menos hasta que la flor es fecundada o bien hasta que se marchita y se cae. La flor fecundada deja de emitir su fragancia media hora después de haber sido fecundada.